La diferencia está en la terminación
Carlos, ¿qué es para ti el barnizado o lacado en una puerta?
Entiendo que es el proceso más importante para la protección de la puerta con garantía a largo plazo. Digamos que tenemos que protegerlas de líquidos, golpes, años, agrietamientos y envejecimientos, ya que la puerta va a durar mucho hasta su sustitución y debe estar bien protegida.
¿En qué se diferencia el acabado que realizas?
Uff, son muchas pequeñas cosas. Es muy importante que apenas tiene emisiones. El acabado de Sanrafael lo realizamos con base al agua, lo que va a permitir que no amarillee, especialmente en el caso del lacado. Hemos desarrollado la base del acabado para que tenga una mayor dureza anti-rayado, mayor protección, aplicación de productos bio… También los sucesivos lijados, aplicaciones a CNC, número de capas y el mayor gramaje que damos hace que el tacto sea especial, con mayor cuerpo, extra de sedosidad y transparencia.
¿Qué acabados se demandan más?
Desde hace unos años el lacado está creciendo, pero no sólo el blanco. Colores como el negro, arena o los tonos grises son muy comunes. Los acabados a poro abierto están gustando, el tratamiento especial que hacemos consigue un tacto muy natural y saca la riqueza de los rameados de la madera. Para finalizar, te diría que los tintados en tonos naturales: perla (blanquecino), betulla (gris), tierra (marrón), chocolate, café o azabache son acabados que a la gente le gusta.
¿Cómo podemos saber si un acabado es mejor o peor?
El tacto no suele engañar. Es muy importante que se vea natural, no con burbujas o con falta de cuerpo. La palma de la mano se ha de deslizar perfectamente por la superficie con suavidad. Los cantos y fresados son los principales puntos débiles de la puerta y donde veremos antes imperfecciones o taras.